Nursevolution: Enfermeras evolucionadas

Nursevolution: Enfermeras evolucionadas

Antón Reina #enfermerajipi

El universo está en continuo movimiento. La vida sigue ese patrón de incansable cambio y adaptación. Lo único que me convence del darwinismo es esa idea de que siempre estamos evolucionando. Las enfermeras también. Y lo que más me gusta de la filosofía japonesa es la práctica continua del autodesarrollo. Para servir al beneficio común, para gestionar la calidad o para mejorar cualquier proceso y resultado.

 

¿Hacia dónde vamos las enfermeras? ¿En serio estamos evolucionando? ¿Lo harán unas compañeras más que otras? ¿Acaso no bastará con esperar el próximo recambio generacional? ¿Quién romperá los techos de cristal? Para mí la tendencia es muy clara. Estamos mejorando y estamos creciendo. Aunque vamos despacio. El cambio ocurre muy lentamente, según su propio ritmo. Es tan sutil que no lo podemos percibir con tanto ego.

 

Aún no se nota en nuestros representantes. Después del dolor y el maltrato, el mangoneo y el ninguneo, los juicios y los prejuicios, lo desquiciado y lo desquiciante de nuestra situación colegial, por la falta de transparencia y por la falta de democracia, por la falta de buen gobierno y la falta de buenos líderes políticos o sindicales… Ahora estamos aprendiendo a crecer por nosotras mismas, a brillar cuidando, a servir con confianza, a ver nuestra profesión como un arte y a ser enfermeras orgullosas de cuidar.

 

Se nota en pequeños gestos colectivos. Nos identificamos, mostramos y reconocemos tal como somos, por quiénes somos. Tanto en lo personal como en lo laboral. Eso lo hace cualquiera y se transmite en cualquier profesión. Sin embargo, nuestras palabras transmiten cada vez más coherencia y nuestras voces son cada vez más capaces de calmar a pequeña o gran escala. La campaña mundial Nursing Now pretende lo mismo que tanto y tan bien hacemos en la intimidad, solo que ahora lo proponemos a gran escala.

 

Nos agrupamos y reagrupamos. Empezamos a reunirnos. Empezamos a conversar. Nos damos la mano. Dejamos de sentirnos raros hablando de cosas diferentes. Nos reafirmamos como profesionales y como personas. Tenemos ganas de aportar, de sumar y de compartir. Nos importa la salud y el bienestar mundial. Cuidamos en todos los aspectos de la vida, con todos los colores de la ciencia y el arte. Sin complejos multidisciplinares, sin miedos interprofesionales, sin conflictos competenciales ni obstáculos gerenciales.

 

Más información y mejor conexión. Provenimos de una situación de desconexión general y ahora la información es abierta, disponible para todo el mundo. Parece normal que nos sintamos infoxicados y queramos ponerle puertas al campo digital, pero las enfermerras tendemos a transmitir sentido común. Fomentamos el pensamiento crítico para manejar los conceptos y cuestionamos el criterio para manejar los datos. Así ayudamos a mejorar nuestra salud. Ya no nos cuestionamos ese ser o no ser tan existencial. Ahora empezamos a sentirnos presentes, aquí y ahora, orgullosos de ser enfermeras.

 

Hemos dejado de buscar respuestas fuera. Ya no idolatramos tantas figuras de la ciencia y el saber. Ahora también empezamos a escuchar lo que nos decimos desde dentro. Tenemos en cuenta nuestra intuición, nuestro corazón y nuestro propio criterio o sabiduría interior. Todo lo superficial de la gente, las fotos de postureo y la falta de compromiso real que muestra y demuestra tanto materialismo, tanta falta de humanidad, empiezan a dejar entrever el valor de las experiencias personales, la conciencia global con acción local, el usar la información de otra manera, enseñando a pensar. Estamos dirigiendo la energía hacia causas y proyectos con otro brillo, otra manera de hablar, otras palabras y otra actitud.

 

Se nota que sabemos estar, sabemos hablar y sabemos hacer. Sabemos mirar hacia una prosperidad colectiva. Venimos hablando de desigualdades en todos los sectores del sistema. Nos ocupa todo lo social, laboral, de género, profesional, académico… y como el tema es cada vez más complejo, seguimos profundizando sin descanso. Ahora nuestra consciencia es más diversa, más global y menos individual. Miramos a los demás como personas, cada uno tan importante y respetable como los demás. Todos iguales. Todos diferentes.


Hablamos más de amor y unidad. Tenemos menos miedo y empezamos a dejar de seguir la corriente. Ya no obedecemos al siempresehahechoasí. Empezamos a regenerar nuestra propia visión hacia algo más espiritual. Somos coherentes con lo tecnológico y con lo humano. Sabemos que lo que hacemos tiene una repercusión ecológica directa e indirecta. Llámalo huella o llámalo consecuencia. Por eso nos sentimos cada vez más fuertes y seguros trabajando desde la compasión. ¡Uno para todos y todos para uno!

 

Ya no culpabilizamos. Nuestro interior nos dice que eso no es real, que eso no aporta, que eso solamente sirve para otros intereses. Vemos a los demás como a nosotros mismos. Confiamos en salvar los obstáculos y seguimos abriendo la mente, despertando cada vez más. Sintiéndonos dentro de una masa que muy pronto será crítica, aunque todavía no sea mayoría. Si eres enfermera o afín a esta contracultura enfermera, entonces formas parte de una suave revolución (#nurseRevolution) en forma de evolución (#NURSEVOLUTION). Estamos creando el presente y el futuro es ahora. ¿Te apuntas?