Muerte y Donación de Órganos. Aproximación cualitativa microetnogràfica (Abstract)

Donación de Órganos. Aproximación cualitativa microetnogràfica (Abstract)

Ríos Domínguez, Margarita  1 .Torres Quintana, Antonio 2
1 Doctoranda UNED. Graduada en Antropología Médica 2 Doctor en Ciencias Enfermeras. Profesor EUI Sant Pau-UAB

Según la Organización Nacional de Trasplante (ONT), España ha sido líder mundial en donación y trasplante durante 26 años consecutivos y eleva la tasa de trasplantes a 113 por millón de población (1).

Como Enfermera del departamento quirúrgico de este hospital observo que es habitual escuchar la frase: “hoy hay extracción”, eso significa que en algún lugar se ha producido el fallecimiento de una persona y en el hospital donde ha sido atendida, se  solicita permiso a la familia para la donación de órganos.

Existe todo un proceso protocolizado para la donación de órganos, un proceso supervisado por la ONT, a fin de garantizar la equidad e igualdad de acceso al trasplante y el cumplimiento de los criterios de altruismo, voluntariedad, universalidad y anonimato de las donaciones (2).

Los primeros órganos que se extraen del cuerpo donante son el hígado, pulmones, riñones, páncreas e intestino. Después de eso, otro equipo de transplante al que se conoce coloquialmente como los buitres (jerga que se utiliza entre los profesionales), extraen del cadáver las córneas oculares, músculos, tendones, médula ósea, huesos, segmentos vasculares, etc., el último órgano en extraerse es el corazón.

Aquí el cuerpo aparece objetivado y fragmentado, privado de su dimensión subjetiva, el cuerpo como algo que tenemos y no como algo que  somos.

Es lo contrario al ideal de corporeidad cerrada e intacta; el cuerpo bello del arte clasicista de principios del siglo XIX.

Después con la llegada del romanticismo, apareció un arte mucho más relacionado con la fragmentación, frente a una ilusión anterior de una totalidad armonizante (3).

Desde finales del siglo XIX hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Europa se caracteriza por un sentimiento de incertidumbre y pérdida de anclajes tradicionales; es en ese entorno en el que la fragmentación se convierte en un término indicativo de la experiencia colectiva. El mundo ahora se presenta en pedazos o ruinas y es plasmado en el arte modernista y el surrealismo que apuesta por un imaginario de desgarramiento, por un cuerpo desfigurado y fragmentado (3).

La visión de la medicina siguiendo estos mismos rasgos nos ofrece también la imagen de cuerpos divisibles y fragmentados, una suma de partes, que son intercambiables en un quirófano, cuerpos fragmentados en las imágenes de las resonancias magnéticas o de las tomografías axiales computerizadas, una deconstrucción del cuerpo propia de nuestra época; pero muy a pesar de todo ello, nuestro cuerpo, el cuerpo que somos y que tenemos sigue siendo el sujeto de toda nuestra experiencia y de todas nuestras acciones.

Para la mayoría de enfermos renales la posibilidad de recibir un trasplante se convierte en la única vía de escape, en la única manera de despertar de su pesadilla, en la única manera de poder llevar una vida prácticamente “normal”, con un cuerpo que es su vínculo con el mundo, la base de toda su experiencia, de sus acciones y de su identidad.

(1) Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (Internet). Madrid. Balance de actividad de la ONT. 2017

(2) Cinfasalud. Cómo es el proceso para realizar un trasplante. (Internet):http://www.Cinfasalud.com/areas de salud/vivir.com/trasplante

(3) Ortega F. El cuerpo incierto, corporeidad, tecnologías médicas y cultura contemporánea. Madrid, CSIC. 2010