CUIDAR
(por @Profeenfermera_viajera)
Cuidar, eso que se supone que debemos hacer las enfermeras y eso que no nos dejan hacer.
No nos permiten hacerlo porque tenemos 24 personas que tienen dolor constantemente, 24 personas que están esperando su medicación y sus tensiones, 24 pacientes con miles de dudas que no les ha resuelto el facultativo, 24 pacientes que quieren que les escuchen, que necesitan una mano que coger y una sonrisa. Y de esos 24 PACIENTES, siempre hay 2 o 3 que al FINAL, acaparan toda tu atención; porque igual se están muriendo, se están ahogando o tienen una hemorragia interna. Entonces, ¿qué ocurre con el resto de personas? Pues que dejas de cuidarlas holísticamente. Simplemente te limitas a preguntar si tienen dolor, administrarles su tratamiento y verificar todos sus drenajes y sondas. Seguramente, solo te aprenderás el nombre de aquellos que se encuentran clínicamente inestables, el resto serán solo un número de habitación.
Mientras tanto eres la nueva que hace una sustitución, joven e «inexperta». Inexperta porque nadie se ha molestado en preguntarte tu trayectoria académica y profesional, la cual seguramente será más enriquecedora, variada e intensa que la de cualquiera que te rodea. No obstante, te ves presionada para hacer más rápido tu trabajo, a costa de disminuir la calidad en el proceso asistencial. No importa si alguien reclama tu atención gritando desde la habitación SOCORRO, AYUDA, NO TE VAYAS… no tienes tiempo para tranquilizarle. Lo más seguro es que te obliguen a ponerle una medicación para hacerle callar. Tu trabajo consiste en hacer las técnicas necesarias de los pacientes a tu cargo. FIN. Tu opinión vale menos que un ibuprofeno y sigues teniendo que perseguir al médico para poner un paracetamol.
Y si hay alguien que valora tu trabajo, son los pacientes que te dan las gracias por dedicarles tu tiempo. A costa de tener que aguantar críticas desde el otro lado, el lado de la productividad y la supervisión. Solo ves malas caras porque siempre vas con retraso, porque a veces no te da tiempo a hacer todo el papeleo que te toca y porque no te adaptas al ritmo de la sala. Evidentemente, nunca te puedes adaptar a un ritmo deshumanizado. Así que te vas a casa, impotente, pensando en la mala decisión que tomaste cuando estudiaste enfermería y pensando que trabajo podrías hacer en su lugar. Sin embargo, recuerdas otros momentos como enfermera, donde podías sentirte satisfecha con tu trabajo y se te olvida completamente esa idea. Así que al final, cuentas los días que te quedan para acabar ese contrato. Esperando que la señora de la bolsa, te llame para otro contrato donde, con un poco de suerte, puedas hacer bien tu trabajo. Dado que aún existen lugares, pocos pero existen, donde se puede CUIDAR.
Esta es la realidad de algunos hospitales públicos valencianos, que finalmente se engloban dentro de los hospitales españoles. Faltan enfermeras, falta material, faltan medios, faltan facultativos, falta motivación, falta implicación y eso ocurre porque nos exprimen hasta sacar lo peor de cada persona, nos hacen sentir que no valemos para esto, nos causan estrés, ansiedad, lumbalgias, nos cuestionan nuestra manera de trabajar, nos menosprecian tanto económicamente como profesionalmente, y un largo etc. Me imagino que cada uno de vosotros, compañeras y compañeros os sentiréis identificados con algo de lo anteriormente nombrado. Solo espero, que entre todos, algún día logremos conseguir el derecho a poder proporcionar unos cuidados de calidad y el reconocimiento social que merecemos.