A lo suyo

A lo suyo

 

Hay una línea casi imperceptible que separa las expectativas, sueños y deseos de los organismos que representan a los profesionales y a esas mismas expectativas, sueños y deseos de los propios profesionales. A veces la sensación es de falta de acuerdo, pero otras más bien recuerda a una escena de la película No me chilles que no te veo.

Puede comprobarse con un experimento sencillo: leer, tanto en las redes como en los medios de comunicación especializada. Los crónicos, las oficinas de farmacia, la humanización, sanidad basada en el valor, el blockchain, etc. Todo muy bonito y, sin duda, son líneas que marcan el futuro de la sanidad. Pero mientras los debates se suceden, la realidad es otra.

¿Cual es la comunicación entre los profesionales y las sociedades u organizaciones que toman las decisiones? ¿Por qué el colegio o el sindicato o la sociedad X, Y o Z sabe que el colectivo piensa de una forma u otra? Es curioso, como en pleno siglo XXI, con múltiples herramientas online para conocer la opinión de la gente, seguimos con una sordera que duele. Duele porque lees las noticias y no te ves representado, incluso parece que estas organizaciones siguen un rumbo totalmente diferente al que se oye en el día a día.

Es lógico que en los centros donde se toman las decisiones se hable de futuro, se pongan las piezas para construir un escenario mucho mejor para cada profesión y por supuesto para el sistema sanitario y para el paciente. Pero no es lógico que el nivel de escucha y de diálogo sea tan bajo, y que teniendo en cuenta que somos un equipo, las guerras y las «peleicas» sigan estando a la orden del día. Y esto es muy grave.

La atención centrada en el paciente o los resultados en salud NO se consiguen defendiendo las fronteras profesionales entre unos y otros, se consiguen asumiendo que hay zonas mixtas, que es esencial entender que todo cambia y que poco a poco las funciones se van matizando. Encadenarse bien fuerte a la frontera (la que señala que la función A la hace el profesional B) implica que en 5 años se reirán de nosotros, seguramente porque la función A no existirá y estará superada. Trabajar juntos no es hacer grupitos chupiguais para ir al ministerio y tener más presión, es dejar a un lado unas rencillas con las que poca gente de base se identifica, y pensar más en el paciente. Como decía hace años un profesor en la Escuela Nacional de Sanidad: «hay gente que cree que el estado del bienestar empieza por su propio bienestar».

Y más o menos, esto es lo que define el mundo líquido de Bauman: la fluidez y la flexibilidad debilitan los vínculos, pero nos garantiza el futuro. La cuestión es si decidimos defendernos de los ataques (como en el famoso Muro de Juego de Tronos) o si nos unimos y luchamos por un bien común. Aunque claro, habrá que definir ese bien común (ojalá salga que es el paciente y la salud de la población, aunque a veces lo dudo).